Fénix, el cotorro argentino.


El lunes salía yo de mi trabajo cuando no sé por qué, mi vista se fijó en un pájaro verde, tipo lorito, que había en un sembrado cercano. Me pareció extraño verle allí y que no se moviera mucho, pero además yo juraría que me miraba triste, pidiendo ayuda, así es que paré el coche y me bajé, con la esperanza de que al ir aproximándome a él saldría volando, huyendo de mí,…..pero no fue así.

¿Veis donde comienza la hierba? ahí estaba Fénix.

Lo cogí pero se puso nervioso a aletear (lógicamente) y se me escapó, se quedó agazapado debajo de las ruedas del coche. Con la ayuda de unos compañeros de trabajo finalmente pudimos cogerlo, pero nuestra sorpresa fue mayúscula cuando vimos que el lorito se desplazaba de un lado a otro por el hombro de uno de ellos tan tranquilo, como si lo hiciera todos los días sobre el típico palo de una jaula.


Fénix con 3 meses de edad.

Parecía una Cotorra Argentina, pero me extrañó porque donde trabajo (Daganzo) nunca las había visto. En Madrid están en todos lados, anidan en cualquier parque y son una plaga, una especie invasora contra la que se lucha, pero no en Daganzo.

Como tengo unos compañeros biólogos fui a preguntarles qué tipo de pájaro era, me confirmaron que era una Cotorra Argentina y que no la aceptarían en ningún centro de recuperación de aves. Con ese panorama por delante pensé que lo mejor era soltarla, ya que realmente no le pasaba nada, pero el compañero que la tenía sobre el hombro se enamoró de ella y dijo que se la quedaba. Compraría una jaula y la cuidaría.


Fénix en su casa.

Acepté de mala gana y me fui a casa triste pensando que le acababa de fastidiar la vida a un animal libre: por mi culpa había pasado de estar en libertad, salvaje, a acabar sus días encerrado en una jaula. Al día siguiente no hice más que pensar en la pobre cotorra y su privación de libertad. Para intentar consolarme Serafín me dijo que a lo mejor, si la hubiera dejado libre, hubiera acabado en las garras de un gato o de un águila, por lo menos en la jaula seguía viva.

Otro compañero de trabajo (que vive en Daganzo), se enteró el martes a través de Facebook que a uno de sus vecinos se le había escapado un lorito verde el domingo. El dueño estaba buscándolo desesperadamente y hacía un llamamiento a sus contactos de las redes sociales para encontrarlo, el animal se llamaba “Fénix” y era una Cotorra Argentina, estaba malito y no volaba.


Fénix comiéndose una almendra cuando llegó a casa después de la aventura.

Al ver las coincidencias intercambiaron una foto de la cotorra y confirmaron que se trataba de Fénix, llamaron al dueño adoptivo y ......¡ayer fue el reencuentro feliz entre Jesús (el verdadero dueño) y Fénix!.

El miércoles, en cuanto llegué al trabajo me contaron el desenlace y me puse contentísima!!. Ya puedo dormir tranquila sin ningún cargo de conciencia, sabiendo que hice muy bien en recoger a Fénix de un territorio libre pero hostíl para él.

PD: Me puse en contacto con Jesús (el dueño verdadero) para pedirle alguna foto de Fénix, ya que con tanto jaleo se me olvidó sacarle alguna al pobre lorito. Me dio mil gracias y me envió todas las que véis en este post.

Benditas sean las redes sociales!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario