La planta superior de nuestra casa es abuhardillada, así es que las ventanas de las habitaciones están en el techo, no en la pared como en la mayoría de las casas. Dicho ésto comienzo la historia.
Como una mañana de tantas abrí las ventanas para airear la casa, y mientras, me fuí a teclear al ordenador. De repente comienzo a oír ruidos, como si alguien intentara colarse por una ventana...me levanto corriendo y compruebo las habitaciones, no veo nada raro, pero por si acaso cierro las ventanas y vuelvo al ordenador.
Por la tarde le cuento a Serafín lo sucedido y me dice que intente no dejar mucho rato las ventanas abiertas, no vayan a colarse los ladrones.
Por la noche, casi antes de acostarnos llaman a la puerta: "ding-dong", "ding-dong".... un vecino contando que ha perdido a su gato y que si lo habíamos visto, le decimos que no, que en casa no hay ningún animal y que si lo vemos le avisaremos. Cerramos la puerta y acto seguido una bombilla en mi cerebro se enciende: "gato perdido + ruido mañanero => gato en casa al 99.9% fiabilidad."
Le transmito a Serafín mi intención de comprobar todos los armarios en busca del felino, y me responde que estoy loca, y que si hubiera un gato lo habríamos visto a lo largo del día, aún así y dada mi testarudez me ayuda en la búsqueda, aunque no con mucho afán.
De repente, al meter la mano para revisar el fondo de nuestro armario...zas!!..toco una bola peluda y caliente...¡aaaaaaayyy está aquiiiii!, no sé quien de los dos lo pasó peor, si el gato o yo.
El pobre estaba en un rincón, al fondo del todo del armario, intentando camuflarse detrás de unas camisas de Serafín sin éxito.
Tenía los ojos desorbitados del susto, no nos atrevíamos a cogerle y sacarlo fuera del armario por si nos arañaba, así es que pusimos un bol de agua y esperamos a que éste plan le hiciera salir...no hubo resultado. Cambiamos el agua por leche y le animamos a salir...tampoco lo conseguimos, nos miraba ojiplático y con el culo cada vez más pegado al fondo del armario.
Al final Serafín metió la mano y lo sacó, el pobre estaba tan asustado que no opuso resistencia. Mientras yo me quedé cuidándolo y acariciándolo Serafín fue a buscar al vecino, que a su vez no estaba en casa, se había bajado a la calle a buscar a su gato.
Al cabo de diez minutos se produjo el reencuentro en nuestra cocina, en cuanto el animal vió a sus dueños se lanzó a sus brazos.
Acabamos llenos de pelo de gato por todos los sitios, luego nos enteramos de que éstos, cuando están en situación de estress pierden mucho pelo. También nos dijeron que la leche es mala para los gatos, que no ses le debe dar, es mejor agua, asi es que....¡Walt Disney nos engañó toda la vida!, siempre dibujaba el binomio gato-leche ¿o no?.
Menos mal que el vecino llamó a la puerta preguntando por el animal, si no...a saber cuando hubiera salido del armario él solito!.
Siempre dicen que las cosas que me suceden con los animales no le pasan a nadie nada más que a mí, y que debería publicarlas...pues ha llegado el momento de hacerlo y éste blog es el sitio. Todo lo que cuento es real, aunque a veces cueste creerlo, de hecho ahora intento fotografiar los sucesos para corroborar lo que relato. Dedicado a Gerald Durrel. Que os divirtáis!...
Un gato en el armario
Publicado por
CyS
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Etiquetas:
armario,
gato,
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Menuda historia!!!!!
ResponderEliminarHace muchos años vivimos en Soria, en un pueblo. Teníamos un lingo gatito que encontramos en calle. Cuando el vecino se dejaba la puerta abierta nuestro gato se metía en su casa y zas a la cama del vecino. Y el vecino nos llamaba para que fuéramos a buscar a Mariano que era como se llamaba el gato.
Bonito reportaje.